Hoy os traemos información sobre el cultivo del kiwi, una fruta cada vez más presente en nuestra dieta y con propiedades nutricionales muy beneficiosas para la salud.

 

CULTIVO DE KIWI

1. NECESIDADES DEL CULTIVO

CLIMÁTICAS

El cultivo del kiwi necesita unas temperaturas templadas, de entre 15º y 16ºC de media anual, con alta humedad ambiental y pluviometría elevada incluso en los meses de verano. 

 El kiwi posee gran resistencia a las heladas (soporta temperaturas de -10ºC) aunque las heladas primaverales dañan la flor y el fruto perjudicando a la cosecha final.

EDAFOLÓGICAS

El kiwi no soporta suelos pesados ya que aparece asfixia radicular, por lo que el suelo más propicio para su cultivo es franco-arenoso. Es preciso que el suelo esté muy suelto y rico en materia orgánica que es recomendable añadir como abonado de fondo.

El pH estará entre valores de 6,5 a 7,0, es decir, neutro con tendencia ligeramente ácida. 

Hay que añadir que el cultivo del kiwi tiene especial debilidad a las enfermedades fúngicas, por lo que es preciso controlar su proliferación en el suelo.

2. CULTIVO

SISTEMAS DE CONDUCCIÓN

La planta del kiwi necesita de soporte de conducción al tratarse de una especie de tipo rastrera. Para su correcta formación se emplea en general sistemas metálicos en forma de T con 3 alambres con alturas de entre 1,60 m y 1,80 m para mantenerlos alejados del suelo y conseguir una buena exposición foliar.

MARCO DE PLANTACIÓN

El marco de plantación habitual es de 4-5m de ancho y una distancia de 3-5 m entre árboles.  Se colocan los machos en filas alternas cada 5 hembras para la correcta polinización durante la floración ya que de otro modo no se consiguen frutos viables. 

Cuando se quiere realizar una transformación de plantación a sistema intensivo se reemplazan la mitad de machos por hembras y se realizan podas a 1 brazo. 

PODA

Se realizan dos podas anuales, la denominada de fructificación o de verano y la de formación o de invierno.

Poda de verano

1ª poda: en verde. Se emplea para eliminar ramas secundarias, ramas enrolladas o secas. Se le denomina poda de limpieza. Se realiza antes de la floración, durante el mes de abril.

2ª poda: de fructificación. Mejora la ventilación e iluminación. Se eliminan flores marchitas, frutos malformados o inviables. Se realiza después de la floración. Permite que los frutos óptimos tengan mejor disponibilidad de nutrientes. 

Poda de invierno

Se realiza después de la cosecha para la formación de la planta y su preparación para la nueva campaña. Por cada metro de alambre se dejan 3 ramas laterales con 20-23 yemas. 

CONSIDERACIONES GENERALES

Para que la plantación comience a ser productiva es necesario el paso de 3 años. A partir del 3 año se observa una clara mejora en la producción alcanzando el estado óptimo a los 7-8 años. 

La aplicación de polen mejora en un 25% el tamaño y la formación de frutos. Por ello es necesario contar con la cantidad necesaria de machos en la plantación así como el uso de vectores de transmisión de polen, bien sean biológicos (abejas o abejorros) o mecánicos (uso de ventiladores sin humedad a lo largo de la plantación que crean corrientes de aire para difundir el polen). 

RECOLECCIÓN

La recolección tiene lugar entre mediados de octubre y principios de noviembre. La recolección se lleva a cabo cuando el fruto alcanza los 7-8º Brix. El fruto en este momento no es comestible, si no cuando se percibe cierto ablandamiento. Han de ser almacenados en cámaras de congelación de entre -2ºC y -2,5ºC para su correcta conservación con especial cuidado de la composición del aire en la cámara. 

3. FERTILIZACIÓN

Para realizar una correcta fertilización de este cultivo es crucial realizar una analítica de suelos y otra foliar para conocer cuál es el estado del suelo, qué carencias de macro y micro elementos existen así como cuál es la demanda de cada nutriente en cada ciclo productivo. 

En general, por ciclo productivo es necesario un aporte de abonado mineral convencional: 

70-150 Kg/Ha de N

40-120 Kg/ Ha de P2O5

160-250 Kg/ Ha de K2O

El abonado con N se realizará hasta comenzar la producción, durante el desarrollo vegetativo y se irá aumentando la dosis de NPK según necesidades de la plantación.

El uso de bioestumulantes y nutrientes orgánicos consigue un mejor equilibrio del suelo de cultivo y unos mejores resultados en el desarrollo vegetal y la fructificación, conduciendo a una mejor campaña, ya que el número de frutos no útiles es menor, el bloqueo de elementos nutricionales en el suelo se minimiza y se consigue una mejor estructura y equilibrio en el suelo que es crucial para este cultivo (suelo más rico en materia orgánica, mejor estructura del suelo, más ligero y fácil de trabajar).

Esto conduce a grandes ahorros económicos para el productor debido a que consigue mejor cosecha, de más calidad y con menor trabajo de mantenimiento. 

4. PLAGAS Y ENFERMEDADES

El cultivo del kiwi es muy resistente a las plagas. Las más dañinas para este cultivo son los nematodos que pueden dañar las raíces, uno de sus puntos más débiles causando la podredumbre de la raíz así como la Eulia, que produce la caída del fruto o la cochinilla blanca del melocotonero que produce malformación de frutos.

El kiwi es muy sensible a las enfermedades fúngicas, donde la Botrytis cinerea es la más peligrosa de las registradas ya que ataca a la planta durante la floración. La mejor solución para este tipo de enfermedades es la prevención mediante el uso de buenas prácticas en la plantación, como colocar las plantas a una altura elevada, cerrar las heridas de poda con aplicación de mastic, eliminar los restos de poda de la plantación, higiene en los instrumentos de poda para evitar propagación en caso de plantas afectadas, etc. 

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