La acariosis es una plaga del viñedo causada por un ácaro de la familia de los eriófidos. En años de climatología favorable los daños que causan son importantes, ya que causa una brotación lenta. Esta plaga está presente desde el desborre hasta el inicio del envero. La garnacha es la variedad menos sensible al ataque de los ácaros mientras que el Tempranillo es la más sensible. La defensa de la garnacha es la ausencia de pelo en el envés de la hoja, lo que hace más difícil que los ácaros puedan fijarse a ellas.
Ciclo biológico
Los ácaros pasan el invierno en forma de ninfa debajo de las escamas de las yemas y en las grietas de madera de los brazos y los pulgares. En el desborre de la vid (estado fenológico C) comienzan a salir. Son cuatro o más generaciones en el ciclo de la vid durante el verano dependiendo de las condiciones climáticas del año. Unos días antes del envero las hembras adultas abandonan las hojas buscando su refugio invernal.
Síntomas y daños
Los principales síntomas de esta plaga son una brotación anormal muy lenta, hojas abarquilladas con abultamientos y mal cuajado. Es fácil de detectar esta plaga por las manchas blancas apreciables al trasluz en las hojas causados las picaduras de los ácaros. Los daños más graves los causan las hembras al inicio del desborre ya que impiden el desarrollo de las yemas y provocando el aborto de algunas flores. La consecuencia es un mal cuajado que puede causar el aborto de los racimos. Si las temperaturas durante el desborre son bajas, éste es lento y los ácaros se distribuyen en una superficie foliar reducida. Si las temperaturas son altas, los daños son más importantes ya que se extenderán por mayor superficie foliar. Los daños pueden suponer el 80% de la cosecha y afecta en mayor medida a las cepas jóvenes que a las viejas.
Etapa de actuación
Esta plaga es difícil de detectar y anticiparse. Por ello los mejores momentos para frenar su avance es en el desborre (estado fenológico C o D) y antes del envero (M) para prevenirlos en la campaña siguiente.
Prevención y control de la acariosis
Se recomienda destruir todos los restos de poda para que los ácaros no tengan refugios de invernación. Al desborre se toma una muestra de 100 hojas que se observa al microscopio para contar la densidad de la plaga. En las proximidades del envero se vuelven a tomar 100 hojas de la finca para estimar la plaga invernante a la que nos enfrentamos e intentar prevenirla para el siguiente desborre.
Fijar un umbral de actuación es difícil. Sin embargo se considera necesaria la intervención si tenemos un histórico de ataques por acariosis y observamos de 50 a 100 ácaros por hoja.
Los ácaros fitoseidos de la familia Typhlodrmus son excelentes depredadores de los ácaros, por lo que son el principal enemigo natural. Sin embargo, tenemos que prestar atención a los tratamientos químicos que empleemos para no destruir a este enemigo natural y que siga manteniendo a raya la colonia de ácaros nocivos.
Estrategia de lucha
Si existe el Typhlodrmus no es necesario el tratamiento químico ya que este depredador natural acaba con los ácaros de forma muy eficaz.
Si se emplean los tratamientos químicos se emplean productos como el azufre, que también es útil en en control del oidio o la abamectina. Hay que tener en cuenta que los efectos de los acaricidas son lentos, por lo que se recomienda el empleo de un mojante para acelerar su acción.
No confundir la acariosis con
Los daños producidos por la acariosis se pueden confundir con los daños causados por otros ácaros pero son sencillos de diferenciar con un microscopio. Los ácaros tienen forma troncocónica y dos pares de patas. Algunos ácaros que pueden llevar a confusión serían la araña amarilla (mancha negra y cuatro pares de patas), la araña roja (rojo intenso y cuatro pares de patas) y la erinosis (cuerpo alargado amarillo y dos pares de patas). Al igual que la araña amarilla, algunos de sus daños pueden confundirse con los causados por bajas temperaturas o la eutopiosis.